El Principio Epigenético.
Erikson es muy conocido por su trabajo sobre la redefinición y expansión de la teoría de los estadios de Freud. Establecía que el desarrollo funciona a partir de un principio epigenético. Postulaba la existencia de ocho fases de desarrollo que se extendían a lo largo de todo el ciclo vital. Nuestros progresos a través de cada estadio está determinado en parte por nuestros éxitos o por los fracasos en los estadios precedentes. Como si fuese el botón de una rosa que esconde sus pétalos, cada uno de éstos se abrirá en un momento concreto, con un cierto órden que ha sido determinado por la naturaleza a través de la genética. Si interferimos con este órden natural de desarrollo extrayendo un pétalo demasiado pronto o en un momento que no es el que le corresponde, destruimos el desarrollo de la flor al completo.
Cada fase comprende ciertas tareas o funciones que son psicosociales por naturaleza. Aunque Erikson les llama crisis por seguir la tradición freudiana, el término es más amplio y menos específico. Por ejemplo, un niño escolar debe aprender a ser industrioso durante ese periodo de su vida y esta tendencia se aprende a través de complejas interacciones sociales de la escuela y la familia.
Las diversas tareas descritas por el autor se establecen en base a dos términos: una es la tarea del infante, llamada “confianza-desconfianza”. Al principio resulta obvio pensar que el niño debe aprender a confiar y no a desconfiar. Pero Erikson establece muy claramente que debemos aprender que existe un balance. Ciertamente, debemos aprender más sobre la confianza, pero también necesitamos aprender algo de desconfianza de manera que no nos convirtamos en adultos estúpidos.
Cada fase tiene un tiempo óptimo también. Es inútil empujar demasiado rápido a un niño a la adultez, cosa muy común entre personas obsesionadas con el éxito. No es posible bajar el ritmo o intentar proteger a nuestros niños de las demandas de la vida. Existe un tiempo para cada función.
Si pasamos bien por un estadio, llevamos con nosotros ciertas virtudes o fuerzas psicosociales que nos ayudarán en el resto de los estadios de nuestra vida. Por el contrario, si no nos va tan bien, podremos desarrollar maladaptaciones o malignidades, así como poner en peligro nuestro desarrollo faltante. De las dos, la malignidad es la peor, ya que comprende mucho de los aspectos negativos de la tarea o función y muy poco de los aspectos positivos de la misma, tal y como presentan las personas desconfiadas. La maladaptación no es tan mala y comprende más aspectos positivos que negativos de la tarea, como las personas que confían demasiado.
Etapas del ciclo Vital.
• Primera Etapa: Infancia “Confianza vs. Desconfianza”
Esta etapa sucede desde el nacimiento hasta el primer año de vida. De acuerdo con Erikson durante el primer año, el lactante afronta su primer desafío importante, cuya victoria ejerce un efecto profundo en todos sus desarrollos ulteriores. El lactante se encuentra con el dilema de confiar o desconfiar de la gente que lo rodea. El sentido de confianza se desarrolla si las necesidades del lactante se satisfacen sin demasiada frustración. Esto se da en su relación con la madre. Si ésta satisface sus necesidades orales y las demás, y provee amor, afecto y consistencia, ayudará a que el niño tenga confianza en el mundo que lo rodea, manifieste fe en el ambiente, optimismo ante el porvenir y seguridad en sí mismo. Además, percibirá todo lo que lo rodea como predecible y congruente. Por otro lado, el sentido de desconfianza se revela en la suspicacia, la introversión y una temerosa y angustiada preocupación respecto a la seguridad.
• Segunda Etapa. Infancia “Autonomía vs. Vergüenza”
Desde el primer año de vida hasta los tres años con el desarrollo de
habilidades perceptuales y musculares, el niño consigue una reciente autonomía de acción. Dos formas de enfrentarse a su ámbito se vuelven maneras dominantes de comportamiento: aferrarse a las cosas y desprenderse de ellas. Este paso es importante para afirmar la personalidad y a menudo las demandas del niño se oponen a las de los demás. En el entrenamiento del control de esfínteres, es capaz de rehusarse a cooperar con los deseos de la madre por ejemplo. Su
inmadurez tal vez lo haga en extremo vulnerable a los sentimientos de vergüenza y duda. En este caso, vergüenza significa el entimiento de ser inaceptable para los demás, mientras que duda es el temor a la autoafirmación.
• Tercera Etapa: Edad de Juego “Iniciativa vs Culpa”
En la niñez temprana, entre los tres y cinco años de edad, la necesidad de autonomía cobra una forma más vigorosa; se vuelve más coordinada, eficiente, espontánea y dirigida hacia un objetivo. En este periodo, el principal logro de la personalidad es el sentido de iniciativa y fracasar en esta tarea produce culpabilidad. Si en la etapa pasada, la duda de sí mismo y la vergüenza son el resultado del fracaso de adquirir un sentido de autonomía, un sentido profundo y constante de culpa e indignidad es el resultado del fracaso de adquirir un sentido de iniciativa. En esta etapa el niño puede hacer cosas esenciales sin ningún esfuerzo, como caminar, correr y levantar cosas, por lo que utiliza su energía de modo más eficiente. El niño parece crecer en conjunto, es decir, parece más auténtico, más cariñoso, relajado y lúcido en sus juicios, más activo y activador.
• Cuarta Etapa: Edad Escolar “Laboriosidad vs Inferioridad”
Se refiere a la niñez media, desde los seis hasta los once años. En ella las fantasías e ideas mágicas de la infancia ceden el paso a la tarea de prepararse para papeles aceptables en la sociedad. El niño se familiariza con el mundo de las “herramientas” en el hogar y la escuela. En esta etapa se espera el trabajo productivo y los logros reales, aunque el juego aún continúa. Es preciso que adquiera habilidades y conocimientos. El pequeño es un aprendiz que debe aprender las tareas de la edad adulta. Sabemos que esto no es fácil, es un periodo de adiestramiento prolongado porque se espera demasiado de cada individuo. El niño aprende a ganar recompensas y alabanzas, haciendo cosas que son más que copias de los logros reales; por lo tanto, si todo va bien, comenzará a desarrollar dos virtudes importantes: método y competencia. Los niños desean ser como los adultos e inician a realizar esfuerzos, por satisfacer las demandas que se les hace.
• Quinta Etapa: Adolescencia “Identidad vs Confusión”
Se refiere a la pubertad y adolescencia, alrededor de los doce hasta los veinte años, etapa en que la “búsqueda de la identidad” alcanza su punto crítico ya que en este periodo hay muchos cambios significativos en toda la persona, especialmente en su estructura psíquica. La identidad se refiere a una integración de papeles. En las sociedades occidentales, generalmente la adolescencia es un periodo de turbulencia y desorden en donde le cuesta trabajo definir sus papeles, así como al adulto le cuesta trabajo entenderlo. Para
Erikson, la identidad de la personalidad es una continuidad o igualdad interna y la incapacidad de lograr un sentido de identidad se denomina, según el autor, confusión de papeles. En esta etapa generalmente, en su intento de alcanzar su sentido de identidad al final de la adolescencia, la juventud experimenta tanta confusión como difusión de papeles; es una etapa en la cual los primeros
conflictos se intensifican y es mayor la urgencia de adoptar uno
estable. Por lo tanto, cuando se logra un sentido de identidad, se experimenta un estado emocional placentero, un sentido de estar bien con los demás y consigo mismo; se siente uno a gusto con su cuerpo, se sabe qué dirección se lleva y se valora a las personas importantes para el individuo.
• Sexta Etapa: Adulto temprano “Intimidad vs Aislamiento”
Es la etapa de la juventud. Aunque no hay edades determinadas, abarca de los veinte a veinticinco años aproximadamente. A lo largo de toda la vida, las interacciones sociales son significativas pero, durante el estado adulto temprano, alcanzan un punto crítico. La mayoría de las personas tiene un anhelo profundo de relacionarse íntimamente con una persona del sexo opuesto y algunas otras con alguien del mismo sexo. En la mayoría de los casos, el matrimonio es el medio usual con que se satisface esa necesidad. La intimidad en las relaciones humanas presupone otras conquistas importantes, por lo que muchas personas son incapaces de alcanzarla. Por ejemplo, nadie puede establecer una relación íntima sin una confianza básica previa en el otro, y ésta se construye sobre la autonomía segura en ambas partes. Relacionando lo que se ha obtenido de las etapas anteriores, podemos decir que en este periodo un sentido de iniciativa bien desarrollado capacita a los cónyuges a realizar cosas productivas para el otro; un sentido de laboriosidad capacita a cada uno a mostrar amor de una forma tangible, haciendo cosas en forma competente para su pareja; el sentido de identidad proporciona a la pareja el papel de estabilidad, una capacidad
sana para la fidelidad y una serie bien definida de valores y prioridades.
• Séptima Etapa: Adulto Medio “Generatividad vs Estancamiento”
Erikson menciona como etapa importante de la vida: la generatividad, con el fin de describir la necesidad de un trabajo y afecto sostenidos y productivos. Es el periodo de la madurez que comprende los años intermedios de los 25 a los 60, aproximadamente. Es por lo general la etapa de mayor productividad en la vida; las personas se establecen en una profesión, forman una familia y se forjan su reputación
favorable en la comunidad. Es la época en que el individuo alcanza la más completa madurez física, psicológica y social. Es un hecho que tener hijos agrega a la vida una dimensión que no tiene sustituto. Ver al niño pasar las mismas etapas de desarrollo que el padre, agrega a la vida riqueza y significado que no puede obtenerse de ninguna otra forma.
• Octava Etapa: Adulto tardío “Integridad del sí mismo/Sabiduría vs
Desesperación”
La última etapa de la vida que menciona Erikson abarca de los 60 años a la muerte y supone una reflexión en los logros previos obtenidos. Cuando el individuo está satisfecho con éstos, se da la integridad del sí mismo, tarea principal de este periodo. Implica la unificación de toda la personalidad, como principal fuerza determinante. Se les da un orden y un significado a las cosas vividas; es la aceptación del propio y único ciclo de vida como algo
ineludible. El llegar al final de la vida puede producirles profunda angustia a muchas personas. La desesperación es el fracaso de no integrar el sí mismo porque la vida es vista como una serie de potencialidades y metas no alcanzadas ni logradas. La persona desesperada siente que el tiempo es demasiado corto, que ha perdido la fe en sí mismo y en otros, desea una nueva oportunidad de vivir con más ventajas y teme mucho la muerte.